Los dos aspectos más destacados de Ibiza, son la biodiversidad y la cultura, las cuales señalan su declaración de Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En la actualidad, la ciudad está dividida en Sa Penya, conocida como “Ciudad Baja” y Dalt Vila, una zona situada en la parte superior de la monumental ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad. Dalt Vila está rodeada por las bien conservadas murallas renacentistas, construido por el rey Charles V, que sirvió como modelo para las paredes y fortalezas en el Nuevo Mundo. La altura adicional de sus murallas ofrece una vista magnífica de la ciudad y el puerto por debajo de ella.
Portal de ses Taules, es la puerta de fondo a la pared, con los edificios de su interior, como lo es el ayuntamiento, situado en el antiguo convento de Predicadores, la iglesia de Santo Domingo y la capilla de Sant Salvador. La catedral, construida sobre una antigua mezquita, tiene una sobria estructura gótica, construido en el siglo 14 y restaurada en el siglo 18. Es una de las más valiosas piezas de joyería que se mantienen ellas son de oro-plata. Comparten la misma plaza de la catedral, el Palacio Episcopal que destaca por su puerta de diferentes entradas. Otro edificio notable es el Castillo o de la Almudaina, el edificio más alto de la capital.
Dentro del centro, se puede visitar el Museo Arqueológico, una exposición que muestra la riqueza cultural de la ciudad, con una valiosa colección de muestras de los fenicios y cartagineses.
La mejor manera de admirar la arquitectura de Ibiza es que la gente camine por las estrechas calles del casco antiguo del puerto, pasando por la avenida central de Vara de Rey, y luego intercepte la puerta del faro de Botafoc.
Además de la pesca en la ciudad baja, otra cuestión importante es la necrópolis de Puig des Molins, también declarado Patrimonio de la Humanidad, junto con Sa Caleta y la Reserva Natural de Ses Salines. En este sitio, se descubrieron más de 4,000 tumbas púnicas y romanas. Las estatuas de la Diosa Tania y el Dios Baar, son las dos piezas principales.
A lo largo de la costa, numerosas terrazas y restaurantes se alinean, donde los visitantes pueden experimentar la mejor cocina de Ibiza. Por la noche, la capital está de fiesta y revela su lado nocturno, con bares, discotecas, clubes, hasta altas horas o mejor dicho hasta el amanecer, todo animado por sus conocidos disc jockeys.
Las playas y calas de Ibiza, Figueretas, Es Viver y Talamanca son hermosas playas de arena dorada y un magnífico telón de fondo que deslumbra a los buzos, ello por su gran número de especies autóctonas del Mediterráneo, que forma parte de un ecosistema marino rico y diverso. Esta combinación de la cultura y la diversidad biológica ha sido un factor clave en la decisión de la UNESCO para declarar este lugar Patrimonio de la Humanidad.
La cocina de Ibiza combina un amplio repertorio de especialidades. Así, los embutidos forman parte de ese centro de escenario, un excelente ejemplo es la “salchicha”, hecho con carne molida y típicas especias. También típico es el tumbet (un plato al horno con pimientos, berenjenas y papas) y platos de arroz con pescado. Para el postre, usted puede elegir entre la famosa ensaimada (un pastel en forma de espiral, con azúcar en polvo), el queso con la etiqueta de la denominación de origen (Queso Mahón de Ibiza), no nos podemos olvidar de uno de los vinos que se producen en las Islas Baleares.
La isla de Ibiza se puede visitar en su totalidad, teniendo a la capital como punto de partida. A pocos kilómetros de distancia se encuentra al noreste de la ciudad Santa Eulària des Riu, con su cementerio romano y la iglesia se encuentra en la cima del Puig de Missa. Seguidamente se ve Portinatx, una ciudad turística con hermosas calas y la auténtica atmósfera de la aldea de pescadores. Por último, Sant Antoni de Portmany tiene algunas de las mejores playas en el oeste, además de ser un lugar vibrante y emocionante en la isla.
Buen viaje a Ibiza!
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