
Aunque fue capitán de la selección sudafricana, Lucas Radebe afirma que nada se puede comparar con la emoción y el fervor que se han apoderado de la nación anfitriona 24 horas antes del saque inicial de la Copa Mundial de la FIFA 2010.
Según confiesa a FIFA.com el hombre que se ciñó durante tantos años el brazalete de los Bafana Bafana, sólo de pensar en lo que vivirá la “nación del arco iris” en las próximas horas se le pone "la piel de gallina": "No creo que pueda dormir la noche antes del partido inaugural. Se trata de una ocasión muy grande para todos nosotros, muyo mayor de lo que ninguno hayamos vivido jamás. Yo he tenido la gran suerte de jugar en dos Mundiales, pero nada se puede comparar con lo que se siente cuando esta competición se celebra en tu tierra; nada en absoluto".
Clive Barker, el seleccionador de los Bafana Bafana que triunfaron en la Copa Africana de Naciones de 1996, coincide plenamente con las palabras de Radebe. Barker asegura que ningún capítulo de la historia futbolística del país se puede comparar con la organización de una Copa Mundial de la FIFA bajo la atenta mirada del mundo. A partir de las 14:00 (hora local) del 11 de junio, el preciso momento en el que comenzará la ceremonia inaugural del certamen, todo el planeta estará pendiente del Soccer City de Johannesburgo. A las 16:00, cuando el equipo de Carlos Parreira salte al terreno de juego para enfrentarse a México, el país entero estallará en una explosión de euforia. Barker está convencido de que esta fase final traerá el nacimiento de "un nuevo amanecer" para su país.
En la historia más reciente de la nación sudafricana destacan tres fechas memorables: la primera, las elecciones democráticas del 27 de abril de 1994; la segunda, el triunfo de su selección nacional en la Copa Mundial de Rugby de 1995; y la tercera, el éxito de sus futbolistas en la Copa Africana de Naciones en febrero de 1996. Al recordar este último, Barker manifiesta: "Me acuerdo perfectamente del día en el que ganamos la Copa de Naciones. El país se volvió loco. Todavía, cuando pienso en aquellos momentos, sonrío sin darme cuenta. Fue una muestra más de que el deporte tiene poder como para transformar un país".
Una fuerza desatada
Barker asegura que, cuando contemplaba ayer el desfile de la selección de Sudáfrica por el barrio de Sandton, en Johannesburgo, notó cómo se desataba una fuerza unificadora más poderosa que entonces, si cabe. El entrenador explica: "Para la mayoría de nosotros, 1994 fue un milagro. Por primera vez, la gente de todas las razas tuvo derecho a voto. Sin embargo, ocurrió en una época en la que, por desgracia, nuestro país se encontraba absolutamente dividido en guetos raciales. Se hablaba de unidad pero, en realidad, no teníamos ninguna. El otro día, en la calle, vi a negros y blancos con camisetas de los Bafana y con sus vuvuzelas. Me emocioné. Fue entonces cuando comprendí que se nos presenta la ocasión perfecta para cerrar las heridas del país y abrir un nuevo capítulo de nuestra historia".
Sudáfrica se paró ayer durante los desfiles que se celebraron en las ciudades más importantes del país. Personas de toda raza, cultura y condición se congregaron para celebrarlos juntas. Una marea auriverde inundó las calles entre el estruendo ensordecedor de las incesante vuvuzelas. La gente bailaba, cantaba y se abrazaba. Escenas de este tipo no se ven a menudo en Sudáfrica; pero, claro, la primera Copa Mundial de la FIFA en tierras africanas no es cualquier cosa y hay que celebrarla como se merece.
Victoria “Mama” Vuma, de 70 años, se encontraba entre la multitud que inundaba Sandton. La señora Vuma declaró: "Esto es increíble. Me he quedado absolutamente anonadada al ver a toda esta gente en las calles, estrechándose la mano y montado una fiesta tan increíble. Jamás pensé que amanecería este día para nuestro país". Han pasado menos de dos décadas desde que Sudáfrica empezó a levantar cabeza y a dejar atrás su doloroso pasado. En la “nación del arco iris”, como la llama el arzobispo Desmond Tutu, nunca se había visto nada semejante.
Según confiesa a FIFA.com el hombre que se ciñó durante tantos años el brazalete de los Bafana Bafana, sólo de pensar en lo que vivirá la “nación del arco iris” en las próximas horas se le pone "la piel de gallina": "No creo que pueda dormir la noche antes del partido inaugural. Se trata de una ocasión muy grande para todos nosotros, muyo mayor de lo que ninguno hayamos vivido jamás. Yo he tenido la gran suerte de jugar en dos Mundiales, pero nada se puede comparar con lo que se siente cuando esta competición se celebra en tu tierra; nada en absoluto".
Clive Barker, el seleccionador de los Bafana Bafana que triunfaron en la Copa Africana de Naciones de 1996, coincide plenamente con las palabras de Radebe. Barker asegura que ningún capítulo de la historia futbolística del país se puede comparar con la organización de una Copa Mundial de la FIFA bajo la atenta mirada del mundo. A partir de las 14:00 (hora local) del 11 de junio, el preciso momento en el que comenzará la ceremonia inaugural del certamen, todo el planeta estará pendiente del Soccer City de Johannesburgo. A las 16:00, cuando el equipo de Carlos Parreira salte al terreno de juego para enfrentarse a México, el país entero estallará en una explosión de euforia. Barker está convencido de que esta fase final traerá el nacimiento de "un nuevo amanecer" para su país.
En la historia más reciente de la nación sudafricana destacan tres fechas memorables: la primera, las elecciones democráticas del 27 de abril de 1994; la segunda, el triunfo de su selección nacional en la Copa Mundial de Rugby de 1995; y la tercera, el éxito de sus futbolistas en la Copa Africana de Naciones en febrero de 1996. Al recordar este último, Barker manifiesta: "Me acuerdo perfectamente del día en el que ganamos la Copa de Naciones. El país se volvió loco. Todavía, cuando pienso en aquellos momentos, sonrío sin darme cuenta. Fue una muestra más de que el deporte tiene poder como para transformar un país".
Una fuerza desatada
Barker asegura que, cuando contemplaba ayer el desfile de la selección de Sudáfrica por el barrio de Sandton, en Johannesburgo, notó cómo se desataba una fuerza unificadora más poderosa que entonces, si cabe. El entrenador explica: "Para la mayoría de nosotros, 1994 fue un milagro. Por primera vez, la gente de todas las razas tuvo derecho a voto. Sin embargo, ocurrió en una época en la que, por desgracia, nuestro país se encontraba absolutamente dividido en guetos raciales. Se hablaba de unidad pero, en realidad, no teníamos ninguna. El otro día, en la calle, vi a negros y blancos con camisetas de los Bafana y con sus vuvuzelas. Me emocioné. Fue entonces cuando comprendí que se nos presenta la ocasión perfecta para cerrar las heridas del país y abrir un nuevo capítulo de nuestra historia".
Sudáfrica se paró ayer durante los desfiles que se celebraron en las ciudades más importantes del país. Personas de toda raza, cultura y condición se congregaron para celebrarlos juntas. Una marea auriverde inundó las calles entre el estruendo ensordecedor de las incesante vuvuzelas. La gente bailaba, cantaba y se abrazaba. Escenas de este tipo no se ven a menudo en Sudáfrica; pero, claro, la primera Copa Mundial de la FIFA en tierras africanas no es cualquier cosa y hay que celebrarla como se merece.
Victoria “Mama” Vuma, de 70 años, se encontraba entre la multitud que inundaba Sandton. La señora Vuma declaró: "Esto es increíble. Me he quedado absolutamente anonadada al ver a toda esta gente en las calles, estrechándose la mano y montado una fiesta tan increíble. Jamás pensé que amanecería este día para nuestro país". Han pasado menos de dos décadas desde que Sudáfrica empezó a levantar cabeza y a dejar atrás su doloroso pasado. En la “nación del arco iris”, como la llama el arzobispo Desmond Tutu, nunca se había visto nada semejante.
Ronald Molatedi, otro asistente a la fiesta de Sandton, nos brindó el mejor resumen de una jornada increíble: "Lo que estamos viendo hoy es una manifestación del poder que sólo la Copa Mundial de la FIFA es capaz de desatar. Es lo único que acierto a decir en estos momentos". Lucas Radebe no es el único que no pegará ojo esta noche.
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