Ciudad del Cabo dice adiós
El martes, Ciudad del Cabo albergó el choque de semifinales entre Holanda y Uruguay, que supuso su despedida como sede de esta Copa Mundial. Para sus habitantes ha sido un mes que no olvidarán fácilmente.
“Hemos tenido un ambiente formidable, absolutamente formidable”, afirmó Steven Fleck, que se disponía a asistir a su segundo partido en el estadio. “Ha sido maravilloso formar parte del certamen. A mí me ha emocionado sobre todo que haya venido tanta gente de diferentes rincones del mundo, gente que ha visitado el país y Ciudad del Cabo”.
“Creo que la Copa Mundial ha mostrado nuestra ciudad al mundo. Ha hecho que se desvanezcan los rumores sobre la inseguridad y ha demostrado lo hermosa que es Ciudad del Cabo”, añadió su mujer, Tracy, quien disfrutó especialmente con la milla del aficionado. “Es increíble ver a gente de todo el mundo unida, entusiasmada y compartiendo un mismo destino”, explicó en referencia al trayecto que han seguido los hinchas en Ciudad del Cabo, desde la Fan Fest, ubicada en la Grand Parade, hasta el estadio.
Shira Zabikov se expresó en términos similares, “La milla del aficionado es sensacional. Lo que resulta muy agradable, comparado con otras sedes, es que hace posible que toda la ciudad participe en los partidos. Todo el mundo puede tomar parte, y es genial”.
La milla del aficionado de Ciudad del Cabo ha sido uno de los éxitos más rotundos de Sudáfrica 2010. El paseo se convirtió en la alegre antesala del estadio para el público que acudió a los partidos, y también en el punto de encuentro para todos los hinchas de la ciudad, que pudieron vivir en primera persona el ambiente de la Copa Mundial. En la semifinal del martes, en concreto, 149.000 personas transitaron por la milla, mientras que la Fan Fest de la FIFA, situada en la Grand Parade, pulverizó todos los récords de asistencia con un total de 49.000 espectadores, que se dieron cita para ver el encuentro en la pantalla gigante.
El trayecto, salpicado de puestos ambulantes en los que se vendía de todo, desde bocadillos de boerewors (unas salchichas típicas de Sudáfrica) hasta vuvuzelas, se convirtió en el lugar de reunión predilecto de los forofos antes de los partidos, ya que sus múltiples restaurantes ofrecían a los visitantes una gran variedad de opciones gastronómicas.
“La milla del aficionado pasó de ser un paseo peatonal a convertirse en una experiencia emotiva”, apuntó Pieter Cronje, portavoz de la sede de Ciudad del Cabo. “Se convirtió en una característica distintiva de la experiencia de la Copa Mundial en Ciudad del Cabo. Más de medio millón de personas han paseado entre los coloridos y alegres hinchas y han disfrutado de la música, la cocina regional, la bebida y las actuaciones. Sirvió para que la gente hiciese nuevos amigos y se reencontrara con los antiguos. Para los residentes fue el atractivo turístico más novedoso, mientras que los visitantes acudieron en masa dada su excelente ubicación, con el Monte Mesa y el paisaje urbano como telón de fondo” añadió.
Entre los 149.000 incondicionales que abarrotaron la milla el martes se encontraba un invitado sorpresa, Danny Jordaan, el Director Ejecutivo del COL, que prefirió acceder al estadio a través de esta popular ruta.
El público no dejó de saludarle durante todo el trayecto hasta el estadio Green Point con gritos como “gracias” o “bien hecho Danny”. Y como se trataba del último partido disputado en Ciudad del Cabo, Jordaan quiso aprovechar la oportunidad para agradecer a todos sus habitantes el apoyo prestado.
“Quiero dar las gracias a la gente de Ciudad del Cabo por ser tan increíble. Han contribuido a que Sudáfrica haya sido una anfitriona magnífica. Creo que mañana, cuando se levanten, pensarán: ¿qué vamos a hacer ahora? ”.
Aunque también el estadio causó sensación, tanto entre los residentes como entre los visitantes. Todo el mundo expresó su pesar porque el choque de semifinales era el último que se celebraba en esta magnífica estructura, que por cierto, rozó el lleno total con un aforo de 62.479 espectadores.
“Es precioso. También he estado en el de Johannesburgo y son muy distintos. Éste es muy moderno. Su estructura en forma de ola se integra a la perfección en Ciudad del Cabo”, afirmó Zabikov.
“El estadio es impresionante, el ambiente en general es electrizante”, añadió Ryan Wilson.
Marijcke Dodds afirmó que se sentía “tremendamente triste” ante la perspectiva de que termine la Copa Mundial. “Echaré de menos la variedad de gente y este sentimiento de comunidad”.
Aunque Ciudad del Cabo se despide de la competición, la cita entre Uruguay y Holanda marcó el principio de la aventura en la Copa Mundial para muchos extranjeros.
“Sólo llevo cinco horas en el país”, explicó Barry Mcdowell, de Irlanda, quien emprendió un viaje de cuarenta horas junto con sus amigos Ryan y Amanda Wilson, para presenciar las semifinales en vivo y en directo. “Hasta ahora, el ambiente en Ciudad del Cabo ha sido absolutamente fantástico, con todas las diferentes culturas venidas de todo el mundo. No hay ningún problema, todos somos familia, todos estamos contentos. Así es como tendría que ser siempre el mundo”.
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