viernes, 11 de junio de 2010

Stella

Sylvie Verheyde
Francia

Inocencia y Comprensión

La directora Sylvie Verheyde toma el punto de vista de Stella (Léora Barbara) para compartir y transmitir su visión de una adolescente introvertida, que tiene el desafío de eludir un atípico primer año de secundaria. Basada en su propia experiencia de vida, la realizadora elabora un sensible y nostálgico acercamiento a una etapa de descubrimiento, donde la educación y las relaciones sociales marcan el carácter de una persona.
Entrar en la adolescencia es un momento difícil para cualquier niña, más aún si tiene una familia disfuncional como es el caso de Stella. Padre barman, madre camarera y un montón de borrachos de amigos. Ése es su hogar, el cual tiene como contrapartida el colegio en el cual intentará socializar con gente de su edad.
En diálogo con una amiga, a Stella le preguntan si sus padres se enfadan cuando llega tarde a su casa, a lo que la niña de once años responde: “Les importa un bledo”. Toda una declaración de principios si queremos buscar alguna explicación a la actitud de la niña en una película que no da ninguna, únicamente expone las experiencias de la menor con una sensibilidad muy particular. Siempre a partir de su propia visión del mundo mediante la voz en off que exterioriza sus pensamientos.
Los movimientos de cámara son bruscos en el comienzo del film, supeditando el violento contacto con el mundo (¿los golpes de la vida?) con el que se enfrenta la menor al llegar al colegio. La cámara en mano da cuenta de ello para filmar los fallidos intentos de socialización que tiene la niña. El chico que quiere sacarle la pelota y la golpea, el niño que quiere besarla repentinamente, la compañera que la fastidia, etc.
En su afán de describir más que de narrar, Sylvie Verheyde atrapa al espectador buscando el sentimiento inmiscuido en cada suceso vivenciado por la protagonista. La amistad, el amor y la educación son aprendizajes difíciles de lograr para Stella en un principio. La falta de contención familiar no ayuda y promueve el carácter apático de la niña.
Pero la película Stella, lejos de prejuzgar a alguna de sus criaturas (su padre le enseña a disparar un rifle, su tío se emborracha en las fiestas y mete su pene en un vaso de whisky), se limita a describirlas con la compasión que la protagonista -que lee a Balzac- las observa. Después de todo, si hay alguien con una mirada inocente pero a la vez comprensiva en ese universo de baile, peleas y borrachos, ésa es Stella.

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